Cuando empezamos con este proyecto en el 2007, nunca pensamos que llegaríamos tan lejos. Echábamos de menos la alegría y calidez que en muchas zonas de Rioja puede conseguirse si se hacen las cosas con cuidado, bajando rendimientos en busca de expresión, madurez, concentración y sutileza. Se nota que necesitamos calidez y alegría. Necesitamos viveza en la fruta, es parte de nuestro carácter.
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Los niveles de elaboración que hemos buscado han exigido años de duro trabajo para llegar a la primera añada que sacamos al mercado. Estamos ante vinos que ya debemos considerar importantes; muy respetuosos con la tradición de lo que es una de las zonas vitivinícolas más importantes del mundo. No nos hemos olvidado, sin embargo, de lo que buscamos en nuestros mejores trabajos: sensibilidad y creatividad en la elaboración a partir de un trabajo de viticultura laborioso y delicado.
Podemos ya afirmar que hemos encontrado un camino que esperamos recorrer durante años aunque, eso sí, sin perder la curiosidad y la inocencia de los primeros tiempos en los que se nos caía la baba con nuestras primeras garnachas, con los primeros tempranillos alejados de los habituales en la región, con nuestros primeros descubrimientos en la zona.
Los viñedos, con un tipo de suelo arcilloso y calcáreo que consigue un mayor mantenimiento térmico del suelo y unas condiciones climatológicas extremas típicas de la región, sientan las bases para producir vinos donde son clásicos los de gran cuerpo y graduación. Las viñas están protegidas de los vientos por las colinas que rodean los valles del Ebro y están localizadas en las partes altas en las que disminuye el riesgo de heladas. Si a ello le añadimos que la media de edad de las cepas oscila entre 20-25 años, obtenemos así una edad ideal desde el punto de vista productivo y cualitativo.
En general elaboramos nuestros vinos de La Rioja con tempranillos y garnachas, pero no descartamos la aportación positiva de otras variedades de la zona como el graciano o el mazuelo.
Basagoiti